martes, 15 de febrero de 2011

IV. Último asalto a Iximar

Cesemos con el repliegue.
¿Sirve acaso retraerse ante lo desconocido? 
Lo único conocido es nuestra destrucción, pero esto no va a terminar ahora. No lo permitiré.

    No tenemos certeza de nuestra derrota, mucho menos de una victoria. Y aún así continuaremos luchando. ¿Pero sabemos por qué? ¿Sabemos que no sólo nos motiva el deseo de conquista, las ansias de plantar nuestra bandera en territorio hostil?
    No, no lo sabemos. Sabemos que estamos en esta guerra y vamos a pelear en ella.

¿Qué es lo que veo detrás de esa colina? ¿Podrá ser? Mis ojos no me están engañando, ¡son nuestros arietes! Los acompañan refuerzos. Escasos, pero siempre útiles.
¡Una posibilidad de alcanzar, debilitar, e incluso generar una brecha en esas terribles murallas!
He de comunicárselo a mis guerreros, la esperanza es un arma tan efectiva como una espada.. Mm, pero como ella, también tiene doble filo. ¿No nos matará acaso la esperanza, mejor que cualquier hoja? Cuidaré mis palabras.


La tregua se acabó. Partimos a la batalla, con nuestras mejores armaduras, dejándolo todo atrás. Desenvainad, guerreros! No guardaremos nuestras espadas hasta que las tiña nuestra sangre, o la del enemigo.

III. (IN) Decisiones

Esta vez, me dirijo a vosotros de una forma diferente. Está en juego mi honor, mi reputación como comandante. Me han tildado de cobarde por la retirada. Podría explicaros, deciros que a lo que aspiro es a vuestra seguridad física y mental, pero creo que a esta altura ha perdido todo sentido cualquier excusa. 
    El enemigo está retraído, o al menos no hemos tenido noticias de su accionar en los últimos días. Aprovecharemos esta tregua para planear nuestro accionar futuro, ya que no sufrimos el dulce yugo de su presencia amenazante que nos lleva a cometer esos errores garrafales que implican perder terreno.

    A todos aquellos que han pensado que iba a retirarme del campo de forma irrevocable e indigna, pisad con cuidado. Nunca es definitiva una retirada. Hemos de seguir peleando por nuestro honor, por nuestro derecho a conquistar este reino para el bien de nuestro pueblo.

No me juzguéis de imprudente por retirarme o enviar un grupo de avanzada repentinamente. Este juego es así, la inacción es sólo una estrategia... Que puede terminar con la victoria, o con nuestra feliz aniquilación.

Y no vamos a rendirnos incluso si nos queda sólo un Peón para defender al Rey.